La Rosa de Rilke

Cuando el poeta Rainer Maria Rilke estudiaba en París, todos los días, él y una amiga tomaban el mismo camino a la universidad. Y todos los días pasaron por una señora sentada en el suelo, pidiendo limosna. La amiga de Rilke muchas veces le regaló algunas moneditas, pero Rilke nunca. Un día, su amiga le pregunta a Rilke: Por qué tú nunca le das nada a la pobre mujer? Cuando vuelven el próximo día, se repite la misma historia de siempre. La amiga de Rilke le da limosna a la mujer, más Rilke no. Pero esta vez, Rilke trajo una hermosa rosa. Y esta rosa le entrega a la señora. Y ella, que siempre está con la mirada en el suelo, esperando las monedas que algunas personas le iba a tirar a sus pies, por primera vez levanta sus ojos. Levanta sus ojos, se para, toma la rosa, la coloca sobre su corazón y se va. Se va y desaparece por toda una semana.

Después de esta semana, vuelve nuevamente y sigue su vida de antes, sentada en el suelo, pidiendo limosna. La amiga de Rilke, asombrada, le pregunta a él:
-¿De qué habrá vivido esta mujer todos estos días sin dinero?
Y Rilke le contesta:
-De la rosa.